RadioTonica

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sábado, 16 de mayo de 2009

De el hombre y el animal





Desde Darwin, el ser humano ha buscado un rasgo biológico que le haga diferente y “único” del resto del reino animal. Incluso nuestra pertenencia al género homo, género diferente al de los primates, es más artificial que evolutiva. Características como el altruismo o la paciencia han sido considerados atributos exclusivamente humanos… ¿o no lo son tanto?...

¿Qué nos diferencia de los animales? La respuesta no es fácil. El descubrimiento de la evolución en el siglo XIX, que implicaba un origen común para todas las especies, no permitía considerarnos una especie creada de forma distinta al resto. Este hecho indujo la necesidad de afirmarnos como “diferentes” frente al resto de animales, de echo ese EGO, creo que es inherente al ser humano. El lenguaje, la utilización de herramientas, la capacidad de transformar el entorno…no hay consenso científico sobre qué nos hace diferentes. Lo que sí se ha hecho es intentar definir cualidades exclusivamente humanas. Algunos opinan que la paciencia, la capacidad de esperar para obtener un mejor resultado, podría ser la respuesta, ya que sugiere una percepción de futuro.

Experimentos utilizando chimpancés y bonobos (los primates más emparentados con el hombre), ha mostrado que ambos son capaces de esperar hasta dos minutos con la esperanza de obtener más comida, algo no observado previamente en otros monos. Con humanos mostraron que tenemos menos paciencia que los chimpancés si el tiempo de espera es de dos minutos. Sin embargo, si el premio es dinero en vez de comida, la espera se nos hace más corta. Por tanto, en algunas situaciones los primates también tienen paciencia, lo que sugiere un origen evolutivo anterior a la aparición de la especie humana.

Las personas nos ayudamos entre nosotros, muchas veces sin ganancia personal inmediata y empleando un cierto esfuerzo, incluso entre individuos no relacionados. A esta virtud se la denomina altruismo, y es considerada una cualidad eminente humana. Nuestro altruismo proviene de nuestro bagaje de primates cooperadores. Los chimpancés, por ejemplo, comparten comida a cambio de otros favores, como el aseo. Los chimpancés se preocupan de que estos trueques sean más o menos justos. Para ello, tienen en cuenta el grado de conocimiento que tienen de cada individuo. Ante un congénere con el que un individuo coopera esporádicamente, éste lleva un recuento mental de los favores concedidos y recibidos últimamente. Otras veces, cada individuo imita la actitud del otro (cuando los individuos no se conocen). Los individuos intercambian así favores espontáneamente (ésta conducta aparece también en monos de intelecto menos desarrollado, pero que cazan cooperativamente, como los capuchinos). Entre los individuos que se conocen desde hace mucho tiempo y que han manifestado una marcada tendencia a cooperar, no se lleva la cuenta de los favores recibidos anteriormente (como en el caso de los verdaderos amigos humanos).

Entre los mamíferos sociales es relativamente fácil encontrar ejemplos de conductas animales que lo son todo menos egoístas. Quizá la más famosa –pues en ocasiones se ha dirigido a los seres humanos- es la forma cómo los delfines ayudan a sobrevivir a los miembros heridos del grupo. Los delfines deben subir a la superficie para respirar. Si un delfín está malherido que no puede ascender por sí mismo, otros delfines se agrupan alrededor del compañero herido, empujándolo hacia arriba. Si es necesario, hacen esto durante horas. Los animales sociales también comparten. Los lobos y los perros salvajes llevan carne a los miembros de la manada que no participaron en la cacería. Los chimpancés se guían unos a otros hasta los árboles que tienen fruta madura. Cuando un grupo de chimpancés ha encontrado un buen árbol, emite un ruido fuerte y estruendoso que atrae otros chimpancés, algunos de los cuales pueden estar a un kilómetro de distancia.

La mayoría de las cosas que hacemos tienen como fin una RECOMPENSA, aunque a veces no seamos conscientes de ello, aunque o neguemos, muchas veces hacemos un favor pero muy pocas desinteresadamente, por si otro día me hace falta a mi, o aunque sea para recibir un "gracias" y caerle mejor a alguien, o para parecer "buenos"... nada cae en saco roto, pocos son los que hacen una donación anónima (por ejemplo) y no se entera ni su madre.

Eso sería verdadero altruismo: hacer algo por alguien sin esperar NADA a cambio.

El ceder el asiento a una persona que lo necesita, es un acto que sólo nos da satisfacción, que no es poco, pero no esperas recibir nada a cambio. La sensación de placer que siente una persona al ser altruista, no la tiene ningún animal. Aunque hay algunos animales que cooperan, pero siempre lo hacen con algún objetivo, pero a que no adivinan que animales son.....nuestros ancestros....los primates.

Lo cierto es que el altruismo es la expresión de muchos procesos comportamentales que muchas veces llegan a solaparse entre sí, es una palabra referida a muchas cosas, un significante para muchos significados, al igual que ocurre con la consciencia. Pero aveces no puedo evitar preguntame..¡Quien es mas "humano"?.

Les dejo la reflexión y algunos videos de verdadero altruismo animal.