Ante la caída catastrófica
estoica impotencia de caer
a un vacío angustiante
y tener la certeza
de ya no salir
Ante ese aletargado derrumbe
de las piernas al ceder ante el fuerte
de lastimarse con los clavos de la vida
y ver cómo el buque de los sueños
se desvanece
Ante la elemental realidad
de perderse en el lumbago asfixiante
de ahogarse con tanta hipocresía
y sentir que la soga del cuello tira
y no afloja
Desesperarse es el camino
para llegar a ningún lado
para no romper el candado
si la puerta se cierra
Desesperarse es la salida
al callejón de la nada
es el tramo que queda
para bajar la retaguardia
Pero hay que reconocer
que para desesperarse
sobra toda una vida
así que lo mejor es no torcer
el brazo en la partida
y optar
por no desesperarse
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