
Oid, vosotros, que estais presentes
El canto que narra las valientes,
Magnas gestas que ha tiempo hicieren
Luthien Tinúviel y el Mortal Beren.
Y he aquí, se dice, que Beren
Tras encontrar muerto a su padre Barahir
Huyó y muerte dió a las creaturas del mal
Y grande fue el precio de su cabeza en Angband.
Acciones heróicas y ortentosas,
Que en Eressea se cantan, fueron famosas
Pues de Beren era grande el valor
Que se compara con Fingon, Rey de los Noldor.
Por todo Dorthonion Morgoth lo espiaba,
Como a una bestia salvaje le cazaba.
Todos sus compañeros fueron asesinados
A causa de la traición de Gorlim, el Desdichado.
Anduvo Beren por muchos lugaresY aquí comenzaron los sucesos singulares
Pues él sólo Nan Dungortheb cruzó
La Tierra del Terror, sin ayuda, atravesó.
Como marchitado por la ancianidad
Cansado y cano llegó a los confines de Doriath.
Por el destino, Beren, estaba marcado,
Más poderoso que la magia de Melian, fue su Hado.
Entró al Bosque de Melian de los Maiar,
Y pisó tierra que no había tocado hombre mortal.
Caminó sin saber por Neldoreth
Y con Luthien se topó a la hora del atardecer.
¡Oh, la bella Luthien, hija de Thingol
Y de Melian los reyes de Menegroth,
Las profundas cavernas de Doriath.
¡Luthien, la gloria de Beleriand!
Hermosa, sobre la hierba bailaba
Mientras Beren la observaba.
Su dolor desapareció
Y a causa de Luthien en un hechizo calló.
Vestida de azul como el cielo,
Sus ojos grises y cabello negro.
Blanca como el amanecer en Aman
Es la hija de los reyes de los Sindar.

De súbito, Luthien desapareció
Y mudo, Beren, por el encantamiento quedó.
Beren buscó por los bosques, desesperado
La visión de la cual se había enamorado.
Tinúviel, hija del crepúsculo, ruiseñor,
Ese nombre, en Alto élfico, le dio en el corazón.
Como en un sueño ella allí estaba,
Antes de la primavera, antes de despuntar del alba.
La vió en una colina verde y ella cantaba
Y su canto despertó a la naturaleza dormida.
La flor se abrió, el agua corrió,
La alondra cantó y el invierno cesó.
La magia desapareció y Beren "¡Tinúviel!" exclamó
Ella interrumpiendo su canto, a Beren miró.
Y el destino la suerte fijó para Luthien
La elfo y para el mortal Beren.
Luthien, aunque amaba a Beren
Huyó de él justo al amanecer
Así, Beren, en un sopor cayó
Y ahí, a Luthien, en sueños la buscó.
La primera vez que Elfos y Hombres se abrazaban,
Las dos razas de Ilúvatar una alianza acordaban.
Y los destinos de ellos en uno solo conjugaban.
Hasta después de muertos el amor los juntaba.

¡Ah, sin igual alegría!
Pues Luthien regresó a donde Beren yacía
Y puso su mano en la de él
En los Bosques de Neldoreth.
Muchas veces se encontraron
Y pasearon por los bosques encantados.
Nunca había habido tal felicidad
Por el amor entre una Elda y un Mortal.
Un Elfo hubo que el amor de Luthien deseaba
Daeron el Bardo, que a ella espiaba.
Grande fue la cólera del Rey Thingol
Cuando, por Daeron, del amor de su hija se enteró.
A su hija amaba, pero a los Mortales despreciaba.Y el rey le habló pero ella no dijo nada.
Sólo hablaría si él, a dejar vivir a Beren, juraba.
Y así hizo el monarca aunque no le agradaba.
Luthien llevó a Beren a palacio de la mano,
Como si un gran señor fuera y no un humano.
Con frialdad el rey le habló y su nombre preguntó
Pero Beren, atemorizado, humillado, no respondió.
"Beren, hijo de Barahir" dijo Luthien de repente;
Y las hazañas nombró y las virtudes de Beren.
El rey pidió que Beren hablara.
Beren a Melian miró como si el habla le inspirara.
"Por muchos peligros, oh rey, aquí llegué.
Y lo que no estaba buscando encontré,
Y eso conservaré, a pesar de peligro cualquiera.
No son traba ni Elfo, ni mortal, ni Morgoth siquiera.
Por ella daría la sangre de mis venas.
Hermosa más que el oro, plata, las gemas;
Luthien, vuestra hija, es ella.
De los Hijos de Ilúvatar, la más bella."
Asustados quedaron ante las palabras del Mortal
Y todos pensaron que el rey le habría de matar.
Pero Thingol había jurado y amargamente habló
Y de bajo nacimiento lo acusó.
Con orgullo Beren, palabras pronunció,
Su casa de gran honra era.
Las gestas anunció
De la Guerra del Norte contra Morgoth
Y de la alianza de su familia con el gran Rey Finrod.
En alto un anillo se alzó
La señal de la amistad de Finrod.
Engarzadas había joyas de Valinor
Que el Rey Thingol observó.
Melian advirtió al Rey
Que gran destino era el de Beren
Y que el no habría de darle muerte.
Ahora, todas unidas estaban las suertes.
Thingol con graves palabras habló
Que le trajera un Silmaril a Beren ordenó
A pesar de Elfos, Orcos y Morgoth Bauglir
Si el amor de Luthien deseaba conseguir.

“Por poco ceden a sus hijas los reyes Elfos", decía,
Por joyas y cosas de artesanía.
Vuestro afán cumpliré, volveré con un Silmaril.
Y no veis por última vez a Beren hijo de Barahir”.
Grandemente eran los Silmarils apreciados.
Hechos por Feanor en Aman Inmaculado.
Ahora, en la corona de Morgoth yacían colocados
Por Orcos, Balrgos y muchas espadas asegurados.
De Luthien, Beren se despidió
A Melian miró y ante Thingol se inclinó.
Como un gran señor de Menegroth partió.
Pues todos le abrían paso y alguno le reverenció.
“Concebiste un plan astuto, oh rey,
Y será para mal, fracase o triunfe Beren.
Y Doriath toda ahora está sometida
A Hados poderosos” Dijo Melian entristecida.
Entonces Luthien calló
Y a cantar en Doriath no volvió.
Un silencio los bosques invadió
Y largas eran las sombras
en el reino de Thingol.

J.A.Z.A.